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Criticalista: Product Placement / Emplazamiento publicitario

2013/09/04

Product Placement / Emplazamiento publicitario


[versión en castellano sigue a continuación]

Product Placement

“Designed by Apple in California. Assembled in China.” The underside of the laptop computer I’m using to write this displays those very words alongside the model name, serial number, and safety norm compliance symbols. Funny, because until not too long ago a product usually only stated where it was made. But now it is evidently just as important—if not more important—to say where a product was designed. Could this be because the list of countries that still actually manufacture things has shrunk to a mere handful, necessitating other criteria for distinguishing one product from another? Does this mean that design is increasingly the basis upon which goods and services compete in the global economy, confirming once and for all the supremacy of form over content? Curiously, my laptop does not say which country it was designed in, but which state; California, no less. Now why would that be? What might the difference be had it been designed instead in, say, Massachusetts? Perhaps this information is intended for no other reason than to induce some California Dreamin' and good vibrations. Californication über alles.

One of the differences between architecture and industrial design, I once learned in school, is that the former is contextual and site-specific, while the latter is industrial and place-less. But this is not so. While the same Apple product can be found all over the world, the brand’s identity is very much associated with a specific culture. Indeed, global brand-names increasingly include place-names, exploiting the cachet that places—themselves often carefully branded—are able to confer. Think “Custo Barcelona” or “DKNY”.

Barcelona’s new Disseny Hub, as its name suggests, is a building whose program is none other than to assert the centrality of the Catalan capital within the contemporary design world. But curiously the Disseny Hub is not a designer-object-building, like some others nearby, but a piece of urban infrastructure designed to contain a variety of programmatic activities (design museum, the FAD design institution, a local library...) and to mediate between different neighborhoods, topographies, and  transportation corridors, most notoriously an elevated viaduct.

MBM's DHUB building comprises two main elements, one on top of the other: a large, semi-buried longitudinal volume containing offices and a vast exhibition hall, and a taller sculptural element with smaller gallery spaces and an auditorium. Reminiscent of Melnikov’s Rusakov Club in Moscow, the auditorium volume is cantilevered over the viaduct, invading public airspace. “La grapadora” (the stapler), as local residents have dubbed the sculptural element, is effectively a hood ornament for the much larger and more discreet volume below. The exaggerated cantilever was originally intended to enable a gigantic LED screen on its end-façade to be seen from the viaduct. But in the meantime the viaduct has been scheduled for demolition, an action which would eliminate the entire raison d’être of the cantilever. It seems that if a computer can exude regional vibes, architecture too can have its site-specificity taken away from it.

[originally published in Arquitectura Viva #153 under the title "Marcas y contextos / The Disseny Hub in Barcelona"]



Emplazamiento publicitario

«Diseñado por Apple en California. Fabricado en China.» La base del ordenador portátil que estoy utilizando para escribir estas líneas contiene estas palabras junto con el nombre del modelo, el número de serie y otros datos. Y esto es curioso, porque hasta no hace tanto en un producto, por lo general, sólo se indicaba dónde se fabricaba. Sin embargo, ahora parece tan importante, si no más, decir dónde se diseña. ¿Acaso lo es porque la lista de los países donde todavía se fabrican cosas se ha reducido a un puñado, lo cual exige nuevos criterios para distinguir un producto de otro? ¿Significa esto que el diseño es cada vez más la base sobre la que los bienes y lo servicios compiten en la economía global, confirmando la supremacía de la forma sobre el contenido? De una manera curiosa, mi portátil no dice en qué país se diseñó, sino en qué Estado: California, nada menos. ¿Cuá sería la diferencia si hubiese sido diseñado, pongamos por caso, en Massachusetts? Quizá el dato no tenga otra intención que transmitir el sueño californiano y las buenas vibraciones a él asociadas. Californication über alles.

En las escuelas se enseña que una de las diferencias entre la arquitectura y el diseño es que aquella es contextual, mientras que este es, en principio,  global. Sin embargo, tampoco esto está claro. Mientras que el mismo producto de Apple puede encontrarse en cualquier lugar del mundo, la identidad de marca está fuertemente vinculada a una cultura específica. De hecho, las marcas globales tienden cada vez más a incluir topónimos, aprovechando el prestigio que los lugares por sí mismos son capaces de dotar al producto. Piénsese en ‘Custo Barcelona’ o ‘DKNY’. 

Como su nombre indica, el nuevo DissenyHub de Barcelona es un edificio cuyo programa es afirmar la centralidad de la capital catalana en el mundo del diseño. Pero, contra lo que pudiera esperarse, no es un edificio-objeto de diseñador, como otros de la zona, sino que forma parte de una infraestructura urbana concebida para albergar un programa de diferentes actividades —un museo de diseño, la sede de FAD, una biblioteca— y para mediar entre barrios, topografías y corredores de transporte, entre los cuales el más notorio es un viaducto elevado. Proyectado por MBM, el edificioDHUB está compuesto por dos elementos principales, uno encima de otro: un volumen grande y enterrado que contiene oficinas y una gran sala de exposiciones; y un elemento más alto y escultural, que alberga una zona expositiva más pequeña, y un auditorio. Recordando al Club Rusakov de Mélnikov en Moscú, el volumen que contiene el auditorio se lanza en voladizo sobre el viaducto, invadiendo, sin tocarlo, el espacio público. La ‘grapadora’ —así se le conoce por los barceloneses— es un elemento escultural, una especie de ornamento de capot que cubre el volumen inferior, que es mucho más grande y discreto. El exagerado voladizo fue pensado en origen para sostener una gigantesca pantalla LED, que podría ser vista desde el viaducto. Entretanto, este ha sido condenado a la demolición, lo cual podría también eliminar, a la postre, la razón de ser del voladizo, un hecho que demuestra que, igual que un ordenador puede emanar vibraciones regionales, la arquitectura también puede seguir siendo específica, aunque sea a costa de su propio contexto.

[Originalmente publicado en Arquitectura Viva bajo el título "Marcas y contextos / The Disseny Hub in Barcelona". Traducción: Eduardo Prieto]

El País, 7.7.2013

2 comments:

  1. Yep..the "Cantilever" thing...thats something they loved in BCN, in a certain time.

    Cheers from the land of Lamas!

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  2. Hi Andy,
    Thanks for your comment. You might enjoy this piece from a few years ago: http://criticalismo.blogspot.com.es/2011/11/cantilever-race.html
    Cheers from the land of cantilevers!

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